El consultor de seguridad residencial Angel Olleros, desarrollador de la metodología Genoma del Robo, explica que “la clave de un buen sistema de seguridad está en el diagnóstico por parte del profesional de seguridad para determinar las soluciones más efectivas de protección”. En el caso del perímetro de la parcela, la selección de la tecnología de detección más adecuada irá en gran parte determinada por el tipo de infraestructura del sitio a proteger y la morfología del perímetro.
Donde no exista una protección física se podrá crear una protección virtual que rodee el perímetro de la parcela y, aunque no impida el acceso, alerte de inmediato si hubiera una intrusión. La protección virtual puede ser en forma de “muro virtual” mediante barreras de infrarrojos activos o tecnología LiDAR, o bien puede ser un “pasillo virtual” con detección PIR volumétrica de cobertura estrecha.
Es habitual que el perímetro residencial esté separado de las zonas públicas por una valla o muro, que, sin duda, dificulta el acceso a la parcela, pero no lo impide. La tecnología de detección mejora a la seguridad física delatando la presencia del intruso para que se puedan tomar las medidas de seguridad necesarias. Las áreas a lo largo de vallas o muros se pueden proteger con sensores PIR volumétricos de cobertura estrecha, alertando tan pronto el intruso haya cruzado el perímetro y entre en el “pasillo virtual”. Para alertar anticipadamente, las barreras de infrarrojo activo instaladas en lo alto del muro o valla detectaran cualquier intento de trepar y saltar la valla. Otra alternativa de protección vertical del muro es mediante escaneo láser con LiDAR.
Una de las tecnologías visualmente menos intrusivas son las barreras de infrarrojo activo; se trata de una pareja de columnas, que se instalan una frente a la otra en cada extremo lineal del perímetro, y activamente trasmiten y reciben la detección infrarroja mediante 2 o 4 haces, alertando de una intrusión cuando algo o alguien bloquea esa trasmisión. Las barreras se pueden instalar en postes, en columnas o en lo alto de un muro o valla. Una ventaja adicional de las barreras es que permiten instalación inalámbrica ofreciendo mucha flexibilidad y reduciendo costes de instalación.
Las barreras ofrecen una detección inteligente y fiable incluso en condiciones climatológicas adversas, como lluvia intensa o niebla en donde el sensor automáticamente aumenta su señal para mantener un desempeño optimo y estable. Además, tienen la habilidad de ignorar bloqueos por animales pequeños y de tamaño mediano, por ejemplo un gato que trepe el muro o una gaviota que se apoye en una valla, algo que en determinados entornos podría ocasionar molestas activaciones de la alarma. Con una pareja de barreras OPTEX se puede proteger habitualmente hasta 200 m.
Para perímetros de parcelas muy amplias y donde la videovigilancia es necesaria, los sensores volumétricos térmicos de largo alcance ofrecen la mejor protección. Instalados junto a la línea perimetral ofrecen un campo de detección tipo callejón largo usualmente hasta 40 m e incluso hasta 100 m. El sensor divide su campo de detección en hasta 3 zonas: zona lejana, zona media y zona 0 (justo debajo del sensor), lo que permite identificar la zona o zonas en las que se encuentra uno o varios intrusos y guiar a las cámaras de seguridad para visualizar sus pasos en tiempo real.
Todos los sensores OPTEX se pueden conectar con sistemas de gestión de cámaras, sirenas y con iluminación de seguridad, que habitualmente funcionan como disuasorio del intento de intrusión.