De mentes brillantes a productos excelentes.

Gracias por su tiempo  Sr. Iwasawa, ¿puede hablarnos de sus primeros proyectos en OPTEX?

Después de incorporarme a la empresa, obtuve mi primera patente por una tecnología llamada «doble aislante conductivo». En aquella época, los sensores de movimiento PIR tenían un problema: daban falsas alarmas cuando les daba la luz de los faros de los coches, ya que eran muy sensibles.

Mi jefe me dijo que «pensara en una solución». Era una oportunidad fantástica, ya que no había instrucciones específicas, así que fue puro ensayo y error. Intenté colocar el filtro sobre el pirosensor o romper el elemento piroeléctrico para cambiarlo.

Cuando estaba a punto de rendirme, probé a ajustar la distancia entre el pirosensor y el filtro. De repente, algo funcionó. Se me ocurrió una hipótesis y llegué a la teoría de que, cuando la luz se concentra a través de la lente, la luz intensa de los faros de los coches se acumula y genera calor, lo que activa la detección. Al cambiar la posición del filtro y utilizar dos piezas, resolví el problema de forma eficaz. Esta fue mi primera patente, que todavía se utiliza en todos los sensores PIR de seguridad de OPTEX.

Después de eso, se desarrollaron nuevas tecnologías una tras otra. ¿De dónde proviene su crecimiento como desarrollador?

En mi primer año, encontré ideas cuando se me permitió dedicarme a lo que me gustaba. Estoy agradecido a mi jefe, el Sr. Sugimoto, que me concedió la libertad de experimentar.

La lección clave que aprendí es que algunas ideas no se pueden alcanzar si se espera a recibir instrucciones. Incluso sin comprenderlo del todo, se pueden hacer descubrimientos por el camino. Ese fue el entorno en el que prosperé.

Por último, ¿qué consejo daría a los jóvenes ingenieros dentro y fuera de la empresa?

«¡No «esperes instrucciones. El verdadero progreso proviene de usar tu propio ingenio».

Aunque trabajes duro, no siempre puedes obtener resultados sorprendentes. Es esencial dejar espacio para explorar, experimentar y crecer. La clave es no conformarse nunca con el statu quo; la innovación requiere energía, libertad y espacio para pensar de forma creativa.