Una de las soluciones de seguridad más comunes son las cámaras, pero no están exentas de problemas, sobre todo las falsas alarmas y los fallos de operación. Las falsas alarmas pueden ser provocadas por movimientos no amenazantes, como mascotas, fauna salvaje, telarañas, lluvia o balanceo de la vegetación. Estos incidentes no sólo causan pánico innecesario y posibles multas, sino que también pueden llevar a la complacencia de los propietarios, que podrían empezar a ignorar las alarmas, pensando que es más probable que sean falsas. Aún más preocupante es el problema de las alarmas omitidas, que se producen cuando un sistema de seguridad no detecta una amenaza real, una carencia peligrosa que podría dar lugar a intrusiones incontroladas.
Reducir las falsas alarmas
Aunque la amenaza de las falsas alarmas es una realidad a la que se enfrenta cualquier sistema de seguridad, la integración mixta de detectores de movimiento puede mejorar significativamente la fiabilidad del sistema para detectar intrusiones con eficacia, sobre todo en entornos exteriores difíciles. Los detectores de movimiento son la primera línea de defensa en la seguridad de jardines. Están diseñados para detectar el movimiento en una zona, alertando de forma fiable a los propietarios o a los servicios de seguridad sobre posibles intrusos. La clave para reducir las falsas alarmas y las alarmas perdidas reside en elegir el tipo adecuado de detectores de movimiento y ubicarlos estratégicamente alrededor de la propiedad.
La detección precoz empieza en el perímetro
Las necesidades de seguridad del perímetro dependerán en gran medida de dónde esté situada la propiedad y de si el perímetro es abierto o cerrado. Hay que tener en cuenta si se trata de una vivienda unifamiliar o un chalet en una urbanización cerrada, y si linda con otras propiedades o zonas públicas. La casa puede estar junto al campo, bosques, playas o parques, del cual se debe tener en cuenta la vegetación y el tipo de fauna.
En el caso de perímetros cerrados, hay que analizar el tipo de protección física, si es un muro, una valla, una puerta, y determinar si su objetivo es estético o si sirve como barrera de seguridad. Los haces de infrarrojos (IR), como los de la serie AX o serie SL, son compactos y realmente versátiles, y pueden montarse en la parte superior de muros o vallas para detectar a cualquiera que intente escalarlos para alcances desde 20 m y hasta 200 m. Están diseñados con un enlace de luz infrarroja para reducir las falsas alarmas debidas a la interrupción accidental del haz por la caída de hojas, pájaros, etc.
En perímetros abiertos, los haces pueden montarse en postes o apilarse en torres, creando un perímetro virtual alrededor de la propiedad. La envolvente de los haces IR de la serie SL los hace duraderos y resistentes, por lo que son ideales para proteger espacios cercanos a superficies de agua o zonas propensas a condiciones meteorológicas extremas.
Espacios abiertos y patios
Esta zona, dependiendo del tamaño de la parcela, puede incluir diversos espacios. Debe tenerse en cuenta si el terreno es llano o irregular, por ejemplo, los jardines en ladera. Una vulnerabilidad común en los jardines suele ser la vegetación, que puede ocultar la aproximación de un intruso. Si hay muebles de jardín, zonas con equipamiento deportivo, espacios para barbacoas o zonas de juego, también deben tenerse en cuenta para proteger adecuadamente el espacio y reducir los huecos sin vigilancia.
Los detectores gran angular o panorámicos, como las series WX Shield y WX Infinity, ofrecen una cobertura de 180 grados hasta 12 m, perfecta para proteger zonas amplias de terreno llano y, en muchos casos, pueden cubrir un jardín completo con un solo detector. Ambos tipos de sensores cuentan con dos áreas de detección completamente independientes (izquierda y derecha) que activan salidas de alarma independientes, que pueden utilizarse por ejemplo en la activación PTZ.
Ahora, si el espacio es grande, pero irregular, en el caso de jardines en pendiente, los sensores de montaje alto como los de la serie QXI (instalados entre 2,2 m y 2,7 m) son la opción más adecuada. Otros espacios en los que estos sensores son apropiados son aquellos en los que hay equipamiento de jardín u otras estructuras que dificultarían la detección de un sensor montado a 1,2 m. El montaje en altura tiene la ventaja de la discreción estética y la protección contra el vandalismo al estar a una altura en la que es difícil sabotearlo.
En esquinas o espacios más cerrados del jardín, los sensores volumétricos de 90 grados como la serie VX Shield o nuestros sensores VXI (altamente solicitados) son la solución perfecta. Los modelos de doble tecnología (PIR y MW) pueden ser muy eficaces para lugares propensos a la luz solar intensa y las corrientes de aire (por ejemplo, cerca de aparatos de aire acondicionado), sin dejar de ser capaces de detectar pequeños movimientos.
Proteger cobertizos y otras dependencias
Los cobertizos y las casetas de jardín suelen almacenar herramientas valiosas, bicicletas, equipos de gimnasio y de oficina, lo que los convierte en objetivos principales de robo. La seguridad en estos espacios puede reforzarse con detectores exteriores que protejan el límite del edificio; los sensores pueden identificar con precisión a cualquier persona que se encuentre cerca de la dependencia y pueden activar alertas sonoras, CCTV o focos (siendo éste uno de los elementos disuasorios más eficaces para los ladrones).
A veces no se puede evitar una intrusión y para cubrir esta potencialidad se recomienda utilizar detectores de movimiento para interiores. La nueva serie innovadora FlipX de OPTEX, gracias a un avanzado sensor piroeléctrico con elemento de captura humana, se especializa en intrusiones reales. La lente giratoria de la serie FlipX también permite personalizar la cobertura de detección simplemente girando la lente 180 grados, para crear áreas de detección largas y estrechas tipo corridor o áreas de detección anchas.
Conclusión
Una seguridad fiable para el jardín no sólo protege los objetos de valor, sino que también mejora la seguridad general de la casa aumentando tranquilidad a los propietarios. Al combinar detectores de movimiento avanzados en el sistema de alarma, se pueden minimizar considerablemente los riesgos asociados a las falsas alarmas y a las detecciones fallidas. Con la configuración de seguridad adecuada, estos sistemas de detección pueden proporcionar una barrera extraordinaria contra las intrusiones no autorizadas, garantizando que los jardines y espacios al aire libre, junto con los objetos de valor dentro de cobertizos y garajes, permanezcan seguros y protegidos.
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