Nubes oscuras se acumulan sobre un parque eólico. A lo lejos, un destello cegador golpea el suelo, enviando una descarga eléctrica que recorre vallas, postes e infraestructura de la instalación. Es uno de los 56 millones de rayos que impactan la Tierra cada semana, cada uno con la fuerza suficiente para interrumpir las operaciones en segundos.
Para la mayoría, un rayo es solo un espectáculo natural. Pero para parques solares, eólicos o centrales hidroeléctricas, es un saboteador invisible. No es necesario que impacte directamente en un edificio: su interferencia electromagnética (EMI) viaja por cualquier estructura conectada a tierra, activando alarmas y saturando los centros de control con avisos que nada tienen que ver con amenazas reales. En medio de esta confusión, una intrusión genuina puede pasar desapercibida.
En la protección de infraestructuras críticas, las tormentas no son el verdadero problema: los sistemas de seguridad débiles sí lo son. Elige una solución diseñada para el mundo real, sin importar lo que traiga el cielo.
Filtros
Filtros
Barrera de infrarrojos de exterior cableada de 60m