La fábrica de Kikkoman en Hoogezand-Sappemeer, Países Bajos, tenía un problema con un sistema de barreras que no funcionaba correctamente en la entrada de la fábrica, lo que permitía el exceso de velocidad y la entrada de visitantes no deseados, creando un riesgo para la seguridad y perjuicios económicos. Tras sustituir las barreras e instalar los sensores de vehículos OPTEX OVS-01GT, estos problemas cotidianos pasaron a la historia.